jueves, 9 de junio de 2011

Confesión de un loco

Cuando se está en soledad mucho tiempo, uno se acaba acostumbrando a ella. No es agradable, no acaba gustando, pero te acostumbras. Consigues hacerte a la idea, la aceptas y forma parte de tu vida.
Cuando era pequeño me parecía guay estar solo, me gustaba ser el solitario…
Ahora, no me hace ni puta gracia. Estando solo uno se conoce mejor a sí mismo, se da cuenta de que no se necesita otra cosa que a sí mismo para sobrevivir. Las otras personas, sólo son obstáculos, son problemas, nadie te ayudará porque sí, las verdaderas amistades no existen son sólo fruto de la necesidad ante algo. Al fin y al cabo, sólo tú importas, las relaciones son solo optativas, no son necesarias y son totalmente prescindibles. Sí, para los demás son vuestra vida, pero las relaciones me han deteriorando y consumido tanto que no las veo necesarias. Son sólo ilusiones.
Como dije anteriormente, al estar solo, uno se conoce a sí mismo. Yo me he conocido demasiado bien. Soy demasiado complicado para los demás, yo me entiendo, pero mi forma de ser, actuar y pensar son incomprensibles para los demás. Por otro lado, no me gusto nada, soy la cosa que más odio y que más asco me da. Así que me creé una identidad, una identidad que me gusta, que gusta… Y funciona, ahora no se me trata como antes, y cuando soy ésa otra persona, hasta me gusto. Todo bajo una simple máscara.
¿Cuál es el precio a pagar?
Que la máscara está siempre. No me la puedo quitar aunque me muera de ganas, pues se vería mi verdadero yo. Estoy condenado, para estar bien debo sacrificarme, y ha habido veces que casi caigo en la tentación, pues en algunas situaciones merecía la pena. Pero no, uno se debe mantener firme. Lo mejor es que, lo que hay debajo está prácticamente muerto. La máscara crea un abismo entre yo y el mundo, un abismo de seguridad, pero a la vez de impotencia.
No sólo tengo una máscara, tengo varias. Y las voy turnando, por éso mucha gente me toma por loco, pero no estoy loco por éso. Simplemente me pongo la mejor máscara para cada situación o para mi bienestar. Mis cambios bruscos de personalidad no son incontrolados. Pero casi nunca estoy sin una máscara por lo tanto prácticamente me he olvidado de quién soy en realidad, pero éso es bueno.
Existen dos mundos, el real y jodido y el de ficción, ahí todo es posible, tú eres la pluma que escribe lo que ocurre ahí.
Yo vivo entre medias, en mi mundo no se distingue bien la realidad de la ficción, como las metáforas en éste texto. Intento controlar mi vida totalmente, pero muchas veces se me escapa. Soy muy complicado y tiendo a tener la situación controlada tal y como yo quiero que sea. No puede ser, no es correcto, pero lo hago, actúo por mí y para mí. Puede sonar egoísta, pero todo se queda en éso. Yo no puedo preocuparme por otros, es un sentimiento innecesario, pero que sufro muchas veces.
Sí, ahora soy objetivo y como persona objetiva también veo los sentimientos algo innecesarios, sólo son debilidades. Al menos yo ya prescindo de ellos, pero como soy preso de la naturaleza, a veces lo sufro. Pero se pueden retener y abandonar. Al abandonar, se olvidan y al olvidar, dejan de existir. Quedas frío y serio, pero es la mejor protección que uno puede tener. También se pueden fingir, una vez recuerdas y conoces los sentimientos puedes fingirlos, así parecerás normal.
Yo ya no me considero humano, no soy ni superior ni inferior. Pero los humanos destruyen lo diferente, es algo que he comprobado estos años. Por lo tanto se debe fingir ser como ellos.
Quisiera ser normal, quisiera ser como vosotros, pero no pienso dar ninguna oportunidad, no se me ha demostrado nada.
Todo ésto me ha hecho más fuerte, ya casi nada me afecta, mi antiguo yo, que tenía sentimientos, ahora esta encerrado bien dentro de mí, sin poder salir.
Ahora soy así. No soy normal, la normalidad es lo que comparten la mayoría de la gente, sí todos estuvieran locos, sería normal por lo tanto los no locos serían realmente los locos.
Sí, estoy como una puta cabra, pero en ésto me he convertido, en ésto me han convertido. Así seré por mucho tiempo. Así me he adaptado al mundo.
Así es como he digievolucionado.